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Mi Vida sin el Hércules

Publicado en Puerta Cero el 25 de mayo de 2014

Es humano pensar que todo es eterno y es para siempre, y aunque nuestro Hércules todavía no ha desaparecido, sí se halla en estado crítico, y más, una vez que se certifique un descenso al que sólo le falta la firma.

Yo no sé si el club conseguirá aguantar el envite, o sucumbirá a un final que tarde o temprano tenía que llegar, pero..¿alguien se imagina su vida sin el Hércules?

A la mente me vienen los versos de Machado “En el corazón tenía/ la espina de una pasión/ logré arrancármela un día/ ya no siento el corazón” …mira que (todavía)  nos hace sufrir el puñetero Hércules, y me resisto a no reservar un sábado o un domingo para ir al Rico Pérez a verlo jugar, aunque tenga que meter el plan con calzador, tras  una comida familiar., o compromiso de cualquier tipo. Que estoy harta de Bahías, y Ortices, estos, el otro, y el de más allá, que ha han hecho del Hércules su negocio, pisoteando la ilusión y los sentimientos de muchos alicantinos; y todavía me acercaría al estadio, a insuflar aliento al equipo del que, quizás, espere eternamente, que vuelva a representar los ideales que le hicieron ganarse el cariño de una ciudad.

Me resisto a no tener un equipo local del que hablar (aunque sea mal, como dice la Pantoja) con los amigos en un bar, en las conversaciones virtuales…Me resisto a no pasar frío o calor en una grada, a no tener una falta que pedir, un penalty que reclamar, un gol que celebrar.  Me resisto a no hablar con un extraño, con el que te une una pasión. A no tener unos colores que llevar por las calles. Me resisto a no oler a césped mojado, a no escuchar los cánticos de los fondos, ni el grito de aquel aficionado que siempre vive a flor de piel los partidos. A no ver a los “aguadores” pasando con sus cubos  con bebidas, a esquivar ese montón de pipas, que siempre aguarda en una grada. Me resisto a  no escuchar la narración de un partido por la radio, a no leer la crónica después de un partido, a no hacer una porra con los amigos con el resultado. Me resisto a no criticar a un jugador, o elevar a otro hasta los altares.

Empecé con Machado, y terminaré con Machado: “Mi cantar se vuelve plañir/”Aguda espina dorada (blaquiazul, en este caso)/ quién te pudiera sentir/en el corazón clavada”.

Qué grande sería nuestra pérdida si el Hércules desapareciera. Macho Hércules

 

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